Democracia demediada

Oímos “democracia” y  la primera evocación es la Atenas clásica, y sin embargo la nuestra poco tiene que ver con la griega. Imaginemos:  el conjunto de los ciudadanos con derechos políticos se reunía físicamente, personalmente, en un tiempo y en un lugar concreto, en la plaza pública, el ágora.  El ejercicio del poder popular era algo material e inmediato, cuerpo con cuerpo, escuchando  y hablando ante los oradores, los candidatos, los antagonistas. La discusión política no estaba filtrada, modulada o traducida: el peso de cada palabra llegaba de boca a oído allí, coloreada sólo por la habilidad retórica o la virtud de la oratoria, que podía ser ejercida libremente por cualquiera. En la asamblea no existía otro privilegio que el de la capacidad de cada interviniente. 

El movimiento 15M fue excepcional porque pudo reproducir transitoriamente ese estado inaugural de la democracia: la asamblea presente, sin mediadores, de los ciudadanos elaborando en ese tiempo y lugar una democracia en acto.

Pero en nuestra organización política  el ejercicio democrático sólo puede realizarse desde la metáfora por una pura cuestión material, nuestras sociedades son demasiado grandes y dispersas. Por eso la lucha política es un combate por la metáfora más potente. Y las metáforas más poderosa son las más simples.

La izquierda está asombrada por los resultados en Madrid del pasado día 4, como un boxeador que ha recibido un golpe inesperado aún se tambalea buscando explicaciones. 

Las explicaciones no escasean, las hay para todos los gustos: las campañas en los medios, generalmente hostiles,  la estupidez de los votantes, la izquierda caviar y sus batallas identitarias inútiles, la derecha y sus recursos a la identidad  madrileña  (o taurina, o terrazil, a  ellos si les funciona eso de las identidades….) etcétera.

El problema con las metáforas es que pertenecen a la esfera de las ideas, su encarnadura es idea, y por tanto su persistencia en la memoria depende de su potencia y de su simplicidad. La mente humana , y aquí no hago sino recuperar conceptos de vieja psicología, funciona como una máquina de filtraje: el mundo exterior emite un torrente de estímulos que han de ser atenuados en su intensidad, seleccionados , reducidos a material manejable, masticados, digeridos. Solo alcanza la conciencia lo que se ha podido gestionar.

 Los mensajes políticos son estímulos como otros cualesquiera. Hay unas cuantas reglas sencillas: los estímulos complejos para ser escuchados requieren más trabajo, cuanto más complejo es el estímulo más ha de penetrar en el tejido filtrador, los estímulos simples requieren por tanto poco esfuerzo. 

Y la potencia de un estímulo depende de su peso emocional, las emociones son un facilitador, un lubricante para que el contenido atraviese las capas que lo ralentizan hasta la mente.

El raro milagro del 15M se disolvió, como un elemento radiactivo e inestable y nuestra vida política volvió a los viejos procedimientos de democracia metafórica:  los mensajes de los diferentes partidos y otros agentes políticos ( aquí incluyo a “periodistas”, “voces respetadas”, ”conocidos columnistas” ) llegan al ciudadano de modo mediado, es decir, traducidos , filtrados, teñidos con las connotaciones que marca el filtro de mediación que no es otro sino el de los medios de comunicación, ya que la posibilidad de reunirse en una plaza  con los candidatos a interrogar a viva voz sus propuestas parece improbable.  

Casi todos los partidos emiten mensajes complejos (el programa, sus análisis de la labor de gobierno por sectores etcétera..) y simples (los eslóganes, las frases en la publicidad electoral, los gritos finales en los mítines) con la notable excepción de la ganadora, doña Isabel Díaz Ayuso, que en una muestra de economía de recursos y de desenvoltura moral prescindió de enviar programa, solo una hoja con su rostro  por un lado y la nada por el otro. Al fin y  al cabo , ¿para qué?

Tras el 4 M alguna prensa ha interrogado a votantes de Ayuso  por su decisión de voto; y  una de las críticas comunes que han recogido contra la nueva izquierda ha sido su ausencia de propuestas más allá de eslóganes simples como “democracia o fascismo”. A alguno de ellos les han preguntado si habían oído hablar de propuestas como la inversión de 1000 millones de euros en Sanidad de Unidas Podemos o el incremento de plantillas de 900 médicos de familia de Más Madrid. Y por supuesto la contestación ha sido negativa, haciéndose  evidente que en esta campaña los mensajes simples han llegado, y los complejos, no.

El mérito no es solo de la campaña trumpista de M.A.R. el spin doctor del PP madrileño, sino a la colaboración voluntaria o accidental de quienes filtran los mensajes electorales para la mayoría de los votantes, los medios de comunicación.

De la lluvia de contenidos de todo tipo radiados por los partidos los medios de comunicación han seleccionado aquellos que consideran que contribuyen al espectáculo de la información, o mejor dicho a la narración de la información política como un espectáculo, cada día una novedad, un escándalo, una trifulca.

La elección del personaje Ayuso ha sido perfecta, mi admiración a quien lo decidió es sincera: si quieres divertir los profesores de metafísica no son la primera elección en el casting, mejor alguien tan descarado y primario que despierte sentimientos ( a favor o en contra) desde las tripas. Una programación dedicada la falta de financiación de la sanidad madrileña , a los orígenes y soluciones del problema de la vivienda para los jóvenes  o a la dualidad de los sistemas de educación no era políticamente conveniente para los dueños del duopolio informativo de las televisiones privadas, tampoco se consideraba apropiado  para alimentar los shares de audiencia.

La campaña de Ayuso ha invocado en los ciudadanos lo que el viejo Freud llamaba  el principio del placer, mientras que alguien tan señor, tan siglo veinte como Gabilondo solo parecía manifestarse con llamadas a la razón y la responsabilidad, es decir, al aburrido principio de realidad. Que nos ofrezcan votar por las cañas, las noches madrileñas y  la libertad desde el mismo poder político es una pirueta de un populismo descarnado y funcional que ni el mismo Trump ha osado, una  vuelta de tuerca desde el casticismo y la fiesta que muestra a la vez la desinhibición y la osadía intelectual de los estrategas de la derecha. Se apropiaron de la bandera, previsiblemente pero ¿ nos habría parecido posible apropiarse de la querencia española por los bares y las terrazas? pues lo han hecho.

 La mayoría de los votantes no son como algunos de nosotros, que estamos fascinados por las complejidades de la política y disfrutamos diseccionando su contenido, haciendo el gasto mental que nos proporciona placer,  las energías que emplea el ciudadano no enviciado con estos asuntos en gestionar los mensajes que reciben son las justas, y por eso les sirven los que requieren menos gasto: emocionalidad, identificación, placer, simplicidad. El consumo de mensajes políticos, en su caso, no se diferencia de cualquier otro consumo. Y no va a haber preguntas sobre las intenciones del emisor, como no las hay sobre quien vende un espacio publicitario en cualquier televisión.

Las campañas electorales de naturaleza trumpista multiplican su eficacia por la labor de filtrado y traducción, de mediación de los propios medios de comunicación, algo que está en el corazón del diseño estratégico de esta forma de hacer política. 

La cuestión que queda abierta es preguntarse por la calidad de una democracia donde el proceso de  discusión político no se realiza, como en la vieja democracia ateniense, entre los mismos ciudadanos, que  participaban a pie de plaza, a la par, sino que está filtrado por una trama de medios de comunicación que se sitúan  entre los emisores, el político y sus rivales, y los receptores, el votante. A pesar de los ropajes que pretenden vestir los periodistas de profesionalidad y servicio público muchos pensamos que están desnudos, que este mecanismo de filtraje y traducción no es neutral. Incentiva unos contenidos y silencia otros, y esta selección no es aleatoria.  

Es esta una democracia donde uno de los elementos decisivos del proceso de discusión y decisión,  en definitiva, está libre del control democrático ejercido sobre los otros poderes, excusado por el mito de que su efecto sobre el mensaje es nulo. Y sobre ello, interesadamente no se quiere hablar. 

El coste es que el proceso de decisión de sobre qué se discute, sobre lo pertinente y lo  desdeñable, es ejercido por agentes que no han de responder públicamente  sobre esas decisiones. Una obra en la que todos los personajes aparentemente actúan frente al escenario menos uno, que es quien decide el decorado y orienta el guión.

Una democracia esta pues no solo mediada, sino demediada. Oscurecida, trampeada, domada.

Segundo round

El aficionado a los videojuegos de lucha conoce que tras vencer al primer enemigo el siguiente poseerá nuevas habilidades y mayores destrezas en un crescendo de dificultad. El gobierno de coalición ha superado la primera pantalla pero la diversión sólo acaba de comenzar. La jueza del caso 8M contra el delegado del gobierno en Madrid tiró la toalla al ring, primer round, pero no se marchen aún, estamos en el breve descanso entre dos asaltos. 

La ventaja con que cuentan los enemigos de este gobierno de coalición es que aunque pierdan pueden hacer subir a la lona a diferentes rivales, y cada vez el luchador es más peligroso. En el primer combate, que narrábamos aquí, el personaje, que lucía atuendo con algo de caspa y naftalina ( tricornio y crucifijo)  apenas ha podido lanzar un par de directos chapuceros bajo el disfraz de informes policiales afinados, suficientemente potentes para tumbar a un podemita o a un indepe, pero carentes de punch contra alguien que, aún con la mojigatería de un Marlaska, dispone del superpoder  de cesar y nombrar en el  B.O.E. 

El nuevo rival ahora exhibe mucha más musculatura, ni punto de comparación: la CEOE ha convocado a una cita a todos los grandes empresarios españoles que durará nada más y nada menos que diez días, con el fin de plantear “una hoja de ruta común para la reconstrucción“. De aperitivo y  antes de tan larga cita ya han adelantado un punto de esa ruta común: reclaman al gobierno seguridad jurídica en las relaciones laborales. Llámalo seguridad jurídica cuando quieres decir que la reforma laboral no se toca.

 Un segundo movimiento reciente es el cambio de la dirección de El País, sale Soledad Gallego-Díaz y entra Moreno, o como dijo alguien, sale Soledad y entra Ciudadanos. La sensación general entre los periodistas es la misma , Felipe González y el Banco de Santander han decidido que PRISA no iba a mantenerse  al margen del esfuerzo por desalojar a Podemos de este gobierno.  Al fin y al cabo, ha debido de pensar la Botín, si me compro un periódico ruinoso es para utilizarlo.  

Un tercer movimiento: el PP ha votado en Europa a favor de que las ayudas a España, los famosos cien mil millones sean condicionados, es decir, que se exijan a cambio recortes, control del gasto y reformas, dicen, adecuadas.

Porque el fondo de lo que está en juego es este: cómo y quien va a decidir sobre esos cien mil millones de euros de ayuda europea.  Como decía Javier Perez Royo en una entrevista en VilaWeb que un amable lector enlazó en una entrada anterior, lo que preocupa a los grandes empresarios, banqueros y fondos de inversión con intereses en este maltratado país es que  el gobierno pueda tomar decisiones sobre cómo se utiliza esta enorme ayuda. pues no parece necesariamente inclinado a tener en cuenta  las hojas de balance de las grandes empresas como prioridad, y es mucho dinero para dejarlo pasar sin luchar por ello. 

En esto el Partido Popular ejerce con una fidelidad perruna de palanca política de los intereses económicos de estos grupos de poder, españoles y transnacionales: la perspectiva de que un gobierno de izquierdas pueda tomar decisiones “populistas” sobre tal flujo de capital le parece tan espantosa que ha optado por la única solución: que Europa nos ahorme con condiciones tan estrictas como sea posible, seguros que estas condiciones se regirán por el paradigma neoliberal que domina en las grandes instituciones internacionales (FMI, Bundesbank, Banco Mundial) y por tanto, de forma inevitable, estas condiciones y exigencias coincidirán mágicamente con las que le convienen a estos poderosos señores que barruntan ahora el peligro de no ser muy bien escuchados, como tienen por costumbre.

En definitiva, una vez acabado el episodio chusco del guardia civil y la jueza del Opus se abre el juego de las ligas mayores, en la que se arriesga dinero de verdad, y en este terreno podemos esperar ferocidad y altas apuestas. El control de los medios que tiene el PP le permite silenciar su escandalosa alianza con los halcones neoliberales del norte de Europa; quizá la cabeza de la anterior directora de El País haya terminado de rodar porque este cinismo del Partido Popular en Europa ocupó titular y un par de columnas en el periódico hace unos días. 

Y es que el patriotismo de nuestra élites acaba exactamente donde se ve amenazada la cuenta de resultados de las empresas que les ingresan las rentas y los dividendos a ellos y su clase.

¿ Pero qué puñetas pasa en TVE? un análisis del tratamiento del caso Ayuso en el telediario

Hace unas semanas publiqué un artículo en el agregador de noticias Menéame sobre el tratamiento que hace el telediario primera edición  a los distintos partidos políticos ciñéndome a una fecha concreta:

«El ninguneo de Unidas Podemos en los telediarios de TVE, un ejemplo documentado«

Los resultados eran, por decirlo así, llamativos. 

Ahora me he entretenido, en estos tiempos de cuarentena, en un análisis  sobre el tratamiento que han dado hoy 13 de mayo esos mismos servicios informativos al caso del apartamento en el que habita Isabel Diaz Ayuso, presidenta de la CAM . No os pongo en antecedentes porque entiendo que el lector está más o menos informado sobre este asunto.

 Vayamos al estudio de tiempos y sobre todo de los contenidos de la información que se da sobre ello; se puede comprobar en este enlace de “TVE a  la carta” donde se reproduce el telediario completo:

www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/telediario-15-horas-13-05-20/55

El bloque de información sobre el asunto comienza en el minuto 14:02 y finaliza en el 15:48.

En el texto leído por la locutora Ana Blanco el minutaje es el siguiente:

  • 14:01:      Presentación de la noticia.
  • 14:10-18: la CAM dice que no hay ningún contrato de la propia CAM con el empresario y que IDA pagará el alquiler.
  • 14:26-31: PSOE, Más Madrid y Podemos  han pedido explicaciones.
  •  14:35-39  Sale García Egea diciendo que la izquierda insulta a IDA y Almeida
  • 14:41-46 Sale Pablo Iglesias diciendo “si no se lo está pagando ella y se lo está pagando un empresario tenemos un caso de corrupción”.
  • 14:50: la CAM garantiza que lo paga la propia presidenta.
  • 14:55 sale Aguado diciendo lo mismo.
  • 15:00-09: “Room Mate” niega ser adjudicataria de cualquier contrato de la CAM
  • 15:10-22. declaraciones de Kiko Sarasola diciendo lo mismo que IDA lo va a pagar y que lo demás es pura demagogia (sic).
  • 15:23, la voz en off informa de la existencia de un contrato publicado previo de la CAM con Room Mate por medio millón e indica  que se retiró porque la CAM informó de que era un error. 
  • 15:33 A continuación informa que forma algo confusa que el adjudicatario de ese contrato retirado es otra empresa.

Fin.

Es decir, he desmenuzado la noticia en fragmentos de contenido…. y ahora un paso más y analizo en cada fragmento  quién habla ( quién es el sujeto que afirma algo), en qué sentido habla ( a favor o en contra de IDA) y si  hace referencia o presenta elementos de prueba, elementos objetivos externos a las simples declaraciones (existencias de contratos, etc) y el resultado sería este:

  • el sujeto que habla (de modo directo o indirecto) es la Comunidad de Madrid (CAM), alguien de la CAM o Kike Sarasola defendiendo a Ayuso: 6 fragmentos.  
  • el sujeto es la CAM aclarando con información sobre el contrato, 1 fragmento.
  • El sujeto es la oposición pidiendo explicaciones genéricas hablando en general, sin datos de corrupción, 2 fragmentos. 
  • El sujeto es el PP hablando de insultos y falta de respeto, 1 fragmento.
  •  El sujeto es el redactor hablando de contratos erróneos y ya corregidos, 1 fragmento.

En conclusión de 11 fragmentos de “información” 8 son elementos que sostienen la versión de Ayuso, uno es un  fragmento “neutro” del redactor que apoya esta misma versión y dos declaraciones genéricas sin pruebas de la oposición.

Pero claro, cuando se cuenta algo no sólo es importante lo que se dice, es fundamental lo que no se cuenta, pudiendo decirse. Por ejemplo en un periódico como El País, progresista pero que no se puede calificar de radical hoy se informa en titulares : 

 Ayuso paga 80 euros al día por dos apartamentos de lujo y aparcamiento”, y más abajo: “las incógnitas del apartamento de Ayuso: el contrato fantasma, la extraña cuarentena y los precios” y en una cabecera de columna se dice “Las fechas en las que comenzaron los contactos con Room Mate no cuadran, se ha cambiado un contrato y se desconoce si es una vivienda de dos pisos o dos separadas”

En el cuerpo de la noticia se dan más detalles del descubrimiento  de elementos peculiares en el contrato.

De ninguno de estos puntos sin aclarar se ha acordado el redactor del telediario. Insisto, no es sólo significativo lo que se dice, es muy significativo lo que se oculta ¿no es un dato objetivo, acaso, reconocido por el propio Sarasola, que la dos suites con plaza de garaje, incluida limpieza y mantenimiento le cuestan a la presidenta la muy económica cifra de 80 euros diarios?  

En resumen la redacción de la noticia  consiste mayoritariamente  en el contenido de la defensa del propio PP (”se va a pagar”, ha habido un error en un contrato”) y no se mencionan elementos fácticos que puedan poner en duda esta versión, del otro lado, solo declaraciones genéricas de la oposición calificadas, tal como recoge el redactor, como “insultantes” por el PP.

Creo que desde hace tiempo hay un serio problema con la parcialidad de los servicios informativos de TVE, la supuesta televisión de todos. Ya  mostré en el artículo anterior que enlacé arriba cómo el tratamiento habitual a los distintos partidos es claramente de parte: por ejemplo , sobrerrepresentación de Ciudadanos y Vox, y casi desaparición de UP. Cualquiera lo puede comprobar minutando el tiempo dedicado a cada uno de ellos y quizá lo más importante y no cuantificable, el sesgo interpretativo de la redacción.

 Con este breve análisis de contenido del tratamiento de la noticia del día he querido dar  otro ejemplo más de esta tendencia.

Lo que es sorprendente es que la línea editorial de los telediarios primera edición no es de forma clara progubernamental. No diría que sea hostil al PSOE, pero sí al gobierno y curiosamente respetuosa con el relato del Partido Popular sobre la situación política 

Esto no cuadra en absoluto con la tradición histórica de todos los partidos españoles de gobierno de controlar, de algún modo,  la interpretación de la realidad política que se hacía desde los servicios informativos de TVE.

 ¿Hay alguna explicación a esto?¿ el cambio de la directora general Rosa Maria Mateo trajo alguna transacción interna que mantuvo en sus puestos a periodistas cercanos al PP? Yo lo desconozco.

El antiguo PSOE nunca habría sido tan naif. Nunca habría dejado que le marcaran desde una palanca de poder básica como es TVE tantos goles en ese terreno de juego que es el famoso relato.

Las televisiones, la ola de calor y el negacionismo colectivo ante la crisis climática

Tan atorrante como la actual ola de calor es la cobertura informativa sobre ella en todas las televisiones:  monísimas reporteras  contándonos en directo y a pleno sol en una plaza vacía la sensación de sofoco, la “simpática” entrevista en  una piscina municipal donde preguntan  a una ama de casa rodeada de niños gritones unas obviedades, los consejos de “expertos” sobre tomar mucho gazpacho, etcétera.   A mí, que tengo curiosidad por las causas de lo que nos acontece, después de aguantar el mismo programa en tres cadenas distintas o tres programas cortados por este mismo patrón en la misma cadena,  no recuerdo bien, me da por esperar que en esa verborrea continua se mencione aunque sea de pasada , la cuestión de la crisis climática, que según el consenso científico es el el origen de este agravamiento de la frecuencia e intensidad  las olas de calor. Ni una palabra.

Me digo, que bueno, quizá soy demasiado exigente, estos son programas de entretenimiento,  escuchemos el parte meteorológico  que es extenso y profesional en el primer canal de TVE, ahora que es una tele progresista y comprometida.

Bien, después de una minuciosa explicación, región por región de las temperaturas sufridas y previstas,  después de repasar el mapa de España y Europa, de mencionarnos los records que se están batiendo aquí ya allá,  una locutora por fin  pregunta  a la meteoróloga si hay algo que explique este estado de las cosas. Y la meteoróloga dedica a la cuestión exactamente treinta segundos,  treinta. Literalmente dice que “ no hay certeza absoluta de que esta ola de calor tenga que ver con el cambio climático pero la tendencia creciente parece indicar que sí, que nos tendremos que acostumbrar a un aumento general de las temperaturas”. Punto, y a continuación se pasa a la sección de deportes a la que se dedican 15 hermosos minutos.

Y es que el gran problema que tenemos planteado la humanidad, no un país o una ciudad o una clase social , toda la comunidad humana, sin excepciones,  la crisis climática, es de tal naturaleza que creo que se está produciendo un fenómeno de negacionismo  inconsciente para no tener que asumir las consecuencias de ver lo que se nos avecina.  

Es cierto que los científicos ya lo han explicado hasta la saciedad, que la organizaciones del clima  dependientes de la ONU  lo han certificado, que hay incluso pactos  internacionales orientados a combatir el fenónemo (otra cuestión es la escasas perspectivas de cumplimiento) pero en las sociedades, en la calle, la conciencia de la gravedad, de la urgencia del problema no existe. Y las televisiones no son sino el reflejo de este rechazo psicológico a afrontar la verdad.

La obligación de los medios debería ser el contrario, hacer pedagogía, enseñar a la gente a mirar de cara el problema: sí, las olas de calor tiene que ver con la crisis climática. Sí, la única forma de combatir esto es un un cambio radical en costumbres, mentalidades y formas de consumir y vivir. Sí, estamos metidos en una dramática  emergencia global como nunca se ha visto antes en nuestra historia desde que el  hombre comenzó a modificar el planeta en el neolítico. 

Pero decir esto alto y claro implica asumir el siguiente paso: ¿se puede hacer algo? Se puede hacer, pero lo que hay que hacer implica costes personales en nuestra forma de vida cotidiana.  Implica ser concientes, por fin,  de las consecuencias de nuestros actos,  darnos cuenta que nuestra pasividad, nuestra resistencia a cambiar nuestros hábitos de consumo nos hace personalmente responsables.

Ah, pero esto no lo queremos oir. Ni  tampoco las televisiones lo quieren emitir en horarios de máxima audiencia. Las verdades desagradables no venden anuncios, ni suben el share.  Así que seguimos actuando como si lo que ocurre estuviera dentro de lo normal. Ojalá, Pero la mala noticia científica es que no es nada normal. Actuamos como un estúpido montado en un avión que ha perdido un motor, nos preocupamos  por las manchas que en nuestra bonita ropa recién estrenada han producido la turbulencia al verternos el refresco encima para no ver por la ventana el fuego que se empieza a extender por el ala.

Sobre el descarnado cinismo de “El País”.

Constituidos ayer la mayoria de los consistorios españoles tras las elecciones municipales, hoy nos podemos desayunar con un compungido editorial de “El Pais”, aún el diario más leído, manifestando su preocupación por la formación de los nuevos ayuntamientos, particularmente en Madrid, donde se queja de que el partido Ciudadanos, con tal de tocar poder “arroja sombras cada vez más oscuras sobre sus credenciales liberales”.

Resulta particularmente repugnante leer cómo el medio de PRISA se echa ahora las manos a la cabeza ante la toma de la alcaldia madrileña por el tripartito de derechas cuando uno pueder recordar fácilmente, cuatro años no son nada, cómo este medio apoyó sin matices la campaña de los poderes economicos y mediáticos contra Carmena y su equipo desde el minuto uno del anterior mandato.

Aún no habia transcurrido una semana de las tomas de posesión del equipo de Ahora Madrid cuando El País hacia seguidismo de la persecución por tierra, mar y aire contra el entonces concejal de cultura Guillermo Zapata, por uso tuits “humorísticos” escritos cuatro años antes, cuando él no era nadie. Hasta que consiguieron su cabeza.

O el seguimiento en portada de este medio del escándalo fake de los titiriteros, un día sí y otro tambien, reproduciendo toda la manipulación generada desde los medios afines a la derecha sin cuestionar el caso, en ningun momento.

Las entrevistas a Zapata, a Maestre, a la misma Carmena han martilleado sobre los mismos clavos que la derecha, se han hecho eco de cada una de sus campañas de destrucción de la imagen de todos ellos.

Resulta particularmente sangrante y éticamente asqueroso que un medio que ha contribuido a la campaña mediática estos cuatros años para desgastar al gobierno de izquierdas de Madrid, para alimentar el «cordón sanitario mediático» contra todas la derivadas politicas del 15 M, ahora se rasgue las vestiduras como si fuera tan inocente de todo lo que ha ocurrido en esta ciudad (demonización de la nueva izquierda hasta limites grotescos) como un niño de teta.

Este periódico ha sido una herramienta más, mejor dicho, ha sido una herramienta particularmente valiosa , porque su apoyo a este cerco mediático era decisivo al ser un medio supuestamente progresista. Nunca se cuestionó el origen, la intencionalidad, los fines de la campaña a la que se sumo. Y ahora da tres, cuatro pasos atrás, se coloca en la penumbra y lanza moralina progresista desde su editorial lamentando un resultado del que es un complice necesario.

“El Pais “ ha demostrado nuevamente ser un instrumento cínico y manipulador, y ahora se lava las manos ante nosotros. Qué triste estado el del periodismo en nuestro país.

Carmena versus Iglesias, los errores de la política comunicativa de Podemos

Mucho se lleva hablando sobre las razones del declive de Podemos, razones externas, razones internas…etc.

Sin pretender quitar peso ni trascendencia, dejemos aparte por un momento las vergonzosas maniobras que desde el poder, como vamos conociendo últimanente, se han hecho contra Podemos. Han tenido impacto, son inaceptables y tal.

 Pero quiero hablar de una de las razones exclusivamente achacables a Podemos y específicamente a Iglesias y su equipo de comunicación. 

Para explicar lo que quiero plantear voy a utilizar un ejemplo y una comparación. Las declaraciones de Iglesias frente a las declaraciones de Manuela Carmena sobre el asunto de tauromaquia.  

Recientemente se preguntó a Iglesias su opinión sobre este polémico tema y su respuesta fue inequívoca: a él, personalmente no le gustaban los toros y abogaba por un referendum sobre ello: “No me gustan y me gustaría que en España dejara de haber toros, pero creo que, como para una parte de la gente es una tradición arraigada, se debe votar, preguntar a la gente si se quieren toros o no”. Esto dicho con el tono rotundo, orgulloso de su punto de vista al que nos tiene acostumbrados.

Veamos la respuesta de Carmena sobre el mismo asunto:

Ha afirmado que la «crueldad animal no es buena», pero llama a ser «tolerantes» con las tradiciones y la cultura.

Carmena cree que el referéndum planteado por Podemos no es oportuno porque hay que acostumbrarse «a tener sintonías diferentes». «Me parece que entre las personas progresistas hay gran preocupación por el maltrato animal y son contrarias a la tauromaquía, pero creo que hay que saber convivir y es importante que se trabaje en ese sentido. Veo interesante trabajar contra el sufrimiento animal. Pero hay que pensar que hay unas tradiciones, una cultura, y hay que ser tolerantes», dijo la alcaldesa. Y añadió que, en su opinión, «luchar contra el sufrimiento animal es una manera de ejercitar la sensibilidad». Dicho con el tono tranquilo y un poco dubitativo habitual en la alcaldesa.

Analicemos ambas respuestas, primero el tono, el de Iglesias rotundo y reivindicativo, el de Carmena, tranquilo y dubitativo.

¿Cuál es mejor? Mi opinión es que depende. Depende de cual sea ese tema y cual sea la posición dominante en el conjunto de la sociedad.

Cuando tienes a la gran mayoría de la población, más o menos conscientemente, de tu parte (por ejemplo cuando reivindicas que paguen más impuestos las multinacionales o que los bancos devuelvan parte de las ayudas ) el tono de Iglesias tiene sentido. Exige, moviliza, la gente escucha a alguien que dice lo que piensa sin miedo y eso suma. Las emociones están de tu lado.

  Pero cuando entras a discutir un tema divisivo, no estructural sino cultural, donde se mezclan múltiples cuestiones y no tienes las emociones de la gente de tu lado el tono de Iglesias es un desastre, produce rechazo y da sensación de soberbia. El tono de Carmena es aquí mucho más eficaz. 

Vayamos ahora al contenido. Insisto, lo que es importante tener presente es que este es un tema donde hay un gran porcentaje de la población que no va a estar de acuerdo con la postura “oficial” del progresismo, nos guste o no, por amor a sus tradiciones o porque creen que su derecho a un viejo espectáculo está por encima de los “nuevos” derechos de los animales. No quiero discutir sobre si los toros están mal o bien, no se trata de eso.

En este caso, Iglesias no es sólo rotundo, nos expone su gusto personal sin que se le haya preguntado ( “a mí no me gustan los toros”). Con lo cual induce un rechazo automático en los millones de personas a los que le gustan.

No sólo eso sino que politiza el debate, lo carga de peso político y pide un futuro referéndum (con las resonancias que tiene la palabra de división…) en el que previsiblemente el abogará por la prohibición. De esta forma hace imposible otra postura que con él o contra él. No hay medias tintas.

En cambio Carmena no expresa sino su deseo de convivencia. Como mucho se atreve a pedir que cultivemos nuestra sensibilidad por los animales: lo más proactivo que insinúa es un proceso de educación. Pero respetando las distintas sensibilidades.

Ella aspira a gustar, o al menos a no producir un rechazo visceral, como ocurre con Iglesias, en esa enorme parte del electorado que tiene otra tradición política y cultural, y que no va cambiar por más que se le grite o se le aleccione. Aspira, al menos a su neutralidad. 

Es evidente que su discurso quiere evitar entrar en donde Iglesias salta con los dos pies, un discurso divisivo, politizado de raíz, de enfrentamiento. O votas sí o votas no. Carmena en cambio quiere “despolitizar” la polémica y convertirla en una cuestión cultural. Con sus multiples matices. No se crea más enemigos que quienes quieren serlo por otras razones.

Este pequeño ejemplo muestra las diferencias entre Carmena e Iglesias y las dificultades en las que ha ido cayendo Podemos según la estrategia comunicativa de Pablo se ha ido imponiendo, desplazando a otras propuestas, como la que parecía sostener Errejón.

Con esto no quiero decir que los errejonistas tuvieran toda la razón y los pablistas no. De hecho, estratégicamente, pienso que los pablistas han estado más acertados. Por ejemplo aceptar el gobierno Sanchez-Ciudadanos en 2016 habría sido una catástrofe para el partido. Era una trampa específicamente diseñada para desmovilizar a Podemos, pero no quiero desviar el tema de discusión: comunicatívamente el equipo de Iglesias, con su referencia extemporánea a la «cal viva”, su reclamación inmediata de la vicepresidencia , la incapacidad para trasmitir la trampa urdida por el PSOE, etc. fué un desastre.

Parafraseando aquello de puño de hierro sobre guante de seda, si pensamos en la política comunicativa como el guante y la politica estratégica como el puño , el problema de Podemos ha sido que la propuesta de Errejón parecía ofrecer puño de seda con guante de seda, y triunfó el puño de hierro con guante de hierro de Iglesias.  Lástima.